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miércoles, 1 de febrero de 2017

Morir como un hombre

Los cines posibles V - Sábado a las 19:30 PUNTUAL - Alvarez Thomas 1093


Si hubiera un campeonato mundial de cine, los portugueses serían pentacampeones y Joao Pedro Rodrígues su wing derecho.


Morrer como um homem (João Pedro Rodrigues, Portugal, 2009) descoloca por la incertidumbre para reconocer inmediatamente su tonalidad (¿es trágica? ¿es irónica? ¿es cursi? ¿es un poco porno? ¿es ferozmente romántica? ¿debo llorar o reir?). Lo primero que a uno se le ocurre es la palabra melodrama, ante la historia de este hombre que vive como mujer y muere como nació. Porque el (la) protagonista, Tonia, sufre por amor y padece el dolor de su condición, porque espera un reconocimiento que su entorno le niega, es maltratado(a), seducido(a), despreciado(a), y en todo momento sostiene su integridad: todo lo cual lo(a) hace carne de melodrama. Lo suficientemente melo como para construir sus núcleos dramáticos alrededor de algunas bellísimas canciones.


(Se podría hacer un doble programón con En un año con trece lunas, esa cosa tremenda de Fassbinder, para pensar cómo un género puede tomar temas afines con resultados opuestos e igualmente geniales: la pesadumbre terminal de Fassbinder se troca en grácil melancolía en Rodrigues).


La vacilación para hablar del(a) protagonista en masculino y/o femenino analoga su condición incierta de cine de género. El género como obstáculo epistemológico. La película comienza con un primerísimo plano de un carapintada, es decir, un soldado que está pintándose la cara con camouflage. Lo hace con fruición femenina. Acto seguido parece que estamos en un film de guerra: un pelotón de soldados se desplaza sigiloso en medio de una noche cerrada (¿estaremos ante un eco del surrealismo tardío de Buñuel?). De pronto, dos de ellos se apartan del resto y se ponen a... garchar. Una vez acabado, atraviesan un jardín y se acercan a espiar la ventana de una casa en la que dos trans están cantando una canción. Uno de los soldados (que acaban de garchar, les recuerdo) le dice al otro: "estos son dos maricas, como tu padre"; a lo que el otro soldado responde: "mi padre murió". Y mata de un disparo a su camarada y ocasional amante. Este es sólo el prólogo de la película. Después viene el título: Morrer como um homem e inmediatamente asistimos a una didáctica exposición acerca de una operación de cambio de sexo, en el que los sucesivos pasos de la transformación de un pene en vagina son ilustrados mediante los pliegues de una servilleta de papel.


Lo que caracteriza a este cine incierto son los obstáculos permanentes que nos presenta para definir una tonalidad. Lo sorprendente es que este paso irregular, este movimiento sinuoso no impiden la emoción más auténtica, la menos irónica que se pueda esperar. Se podría arriesgar una hipótesis: un melodrama hecho y derecho no podría emocionarnos tanto, sino tan solo evocar el recuerdo irónico de una emoción pretérita, mientras que un film renuente a entregar sus claves (como una partitura sembrada de notas alteradas) nos invita a abandonar nuestro saber y a entregarnos a esa especie de extrañeza que deben haber sentido los que vieron aquellos primeros melodramas en los que el género no estaba lo suficientemente codificado.



***

La pregunta ¿qué es el cine? no promete, ni espera, ni pide el "concepto" de cine.

- Hablamos de los cines posibles, no a partir de especulaciones, ni delimitaciones prematuras y amarretas. "Los cines posibles" es como decir: ¡cuántos cines son posibles!

Hay un cine posible obrando fuera de campo, en cada secuencia de Hitchcock, Kiarostami, Tarantino, Murnau, Mograbi, Apichatpong, Scheffner, Rodrigues, Welles, Visconti, Carpenter, Fassbinder. Obviamente la lista podría seguir, pero nos detenemos ahí, para transitar durante 12 semanas.


La lista de los directores puede parecer antojadiza. Sin embargo, hay un criterio: tratar de abarcar un rango muy amplio en 12 títulos. En épocas: desde 1927 hasta 2015, desde Hollywood hasta Tailandia, pasando por Sicilia, Alemania, Israel, Portugal, un iraní en Japón, etc. Narración lineal, laberíntica, renuencia a narrar, imposibilidad de narrar. Alucinación o registro de lo real. Intervención chocante en la coyuntura o ilusionismo. El cine puede ser todo esto. ¿Qué es el cine? Se lo preguntaremos a cada película, de a una por sábado.

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