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miércoles, 7 de mayo de 2014

Nietzsche, el Crucificado



por Oscar Cuervo

A fines de octubre de 1888 Nietzsche decide que antes de llevar a cabo “el solitario e inquietante acto de la transvaloración de todos los valores” tiene que presentarse ante la humanidad y para eso escribe un “opúsculo” anticipatorio: Ecce homo.

“Previendo que muy pronto tendré que presentarme a la humanidad exigiendo de ella las cosas más difíciles que jamás han sido exigidas, considero indispensable decir lo que yo soy”.

¿De dónde sale el título del libro con el que Nietzsche quiere presentarse ante la humanidad?

Del evangelio de Juan:

“Entonces Pilatos entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilatos respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús:

«Mi Reino no es de este mundo.

Si mi Reino fuese de este mundo,

mi gente habría combatido

para que no fuese entregado a los judíos:

pero mi Reino no es de aquí.»

Entonces Pilatos le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús:

«Sí, como dices, soy Rey.

Yo para esto he nacido

y para esto he venido al mundo:

para dar testimonio de la verdad.

Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»

Le dice Pilatos: «¿Qué es la verdad?». Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los Judíos?». Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ese no, a Barrabás!». Barrabás era un salteador. Pilatos entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». Y le daban bofetadas.

Volvió a salir Pilatos y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él». Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilatos: «Aquí tenéis al hombre» (en latín: ecce homo)”

En diciembre del 88 Nietzsche empieza a mandar cartas a sus amigos y familiares en las que dice haber llegado a una calma indescriptible y gloriosa. Le dice a su madre que la gente lo trata como un príncipe. Días después le escribe a su amigo Franz Overbeck que se propone organizar una liga de naciones contra Alemania y derrocar al rey. Quiere poner fin a tantos siglos de locura criminal.

El 3 de enero de 1889 le vuelve a escribir a Meta von Salis: "El mundo está transfigurado, dado que Dios está en la tierra. ¿No ves que todos los cielos se alegran? Acabo de tomar posesión de mi reino, arrojo al Papa en la cárcel y hago fusilar a Bismark..."

Y al otro día a su amigo danés, Georg Brandes: "Después de haberme descubierto, no es gran cosa el encontrarme, ahora lo difícil será perderme" y firma: El Crucificado.

Los amigos se alarman, viajan a Turín, donde lo encuentran en una habitación totalmente desordenada, desnudo, cantando y bailando desaforado y diciendo cosas incomprensibles. Lo llevan al manicomio. (Para leer la nota completa, clickear acá)

2 comentarios:

Carlos G. dijo...

Me paso algo raro con estos textos: me producen una cierta fascinación, pero, al mismo tiempo, no podría explicar nada de lo que leo.

Oscar Cuervo dijo...

Ja, bueno, algo es algo...
Saludos, Carlos.