jueves, 24 de enero de 2013

EL PAIS, Levinas y el síndrome de ansiedad ideológica

El fin del periodismo, la foto de Chávez y los comedores de harina



A diferente escala, los papelones de EL PAIS y de Levinas en LA NACION marcan una degradación irreversible del periodismo profesional.

Se trata de dos hechos distantes y distintos; sin embargo, es posible vincularlos.

El diario EL PAÍS de España publica en portada una foto presuntamente tomada a Hugo Chavez en su internación. Se ve a una persona en primer plano con un respirador artificial. La foto ilustra una nota titulada "El secreto de la enfermedad de Chavez". La foto es falsa. Es una captura de pantalla de este video, que nada tiene que ver con Chavez:



EL PAIS tuvo que retirar de los kioscos ejemplares del diario después de publicar la foto. El diario alega que la agencia informativa Gtres Online le había suministrado la foto afirmando que se trataba de Hugo Chávez, presidente de Venezuela. En su edición online dice: "EL PAÍS pide disculpas a sus lectores por el perjuicio causado. El diario ha abierto una investigación para determinar las circunstancias de lo sucedido y los errores que se hayan podido cometer en la verificación de la fotografía". El "error" de EL PAIS puede vincularse con la cobertura que desde hace semanas está realizando otro diario de la derecha española, el ABC, que anunció reiteradamente la muerte de Chavez. Parece tratarse de un mismo síndrome: la ansiedad ideológica.

Por otro lado, el diario argentino LA NACION publicó en su edición impresa de ayer una columna de opinión firmada por el periodista Gabriel Levinas. La columna se titula "Los disparates de un paranoico". En él, Levinas narra el encuentro que tuvo con un ex-empleado de Presidencia de la Nación, que se hace llamar Bernardo, que dice haber trabajado directamente para el jefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina:

"Se presentó como Bernardo. Sin preámbulo comenzó a narrarme lo que trataré de transcribir lo más fielmente posible, ya que no me permitió grabar. No dejaba de mirar hacia todos lados, preocupado y vigilante. Sólo interrumpió su relato cuando me pidió que sacara la batería de mi celular.

Dijo haber trabajado hasta julio de 2012 en la Presidencia de la Nación. Formaba parte de un grupo de planificación que dependía directamente del jefe de Gabinete.

La narración era un poco atolondrada, la fechaba a principios de 2007, cuando se decidió llevar adelante un plan tendiente a implementar una serie de medidas, algunas públicas y otras de carácter secreto, para poner en práctica lo antes posible algo que Bernardo llamaba "la dictadura científica"." (Leer completo acá)


El relato del "entrevistado" por Levinas hace referencia a un plan estatal para almacenar todo tipo de datos sobre la vida privada de la población: 

"causas judiciales, denuncias policiales, movimientos de las tarjetas de crédito, las bases de datos de la tarjeta SUBE, los datos biométricos de las fronteras, todos los mails que se puedan conseguir y hackear, y por supuesto, la información de la AFIP. Hasta las computadoras de Conectar Igualdad forman parte del plan. También, claro está, las bases de datos de las telefónicas".

El plan tenía el fin de instalar, aprovechándose de las debilidades de la democracia, "la más sofisticada de las dictaduras". La idea es usar esa información contra los ciudadanos que manifestaran su oposición al gobierno. En el relato de Levinas, "Bernardo" dice que el gobierno pretende dividir a la sociedad en dos: los domesticados de primera ("la población que consume, trabaja y produce, ya sea servicios o bienes") y los de segunda: "los más humildes":

"excluidos del mercado laboral, los subvencionados con planes sociales o la Asignación Universal por Hijo. En el círculo íntimo los llaman los "comedores de harina"."

El plan, en el relato de Levinas, da resultado en toda la población excepto en los qom:

"esos cabrones, a pesar de todo nuestro esfuerzo por doblegarlos, conservan su orgullo y su dignidad".

En un rato, la sorprendente nota de Levinas en LA NACION se transformó en TT de twitter. Entonces el ex periodista tuvo que salir a aclarar que se trataba de una ficción:

@Gabylevinas: "Muy enojados algunos K con mi cuentito, ni la ficción se bancan. No puedo creer lo enojados que están estos bobos por el cuento y la falta que tienen d capacidad d comprensión de textos"

El caso de Levinas es especialmente patético: hace 30 años fundó la revista EL PORTEÑO y hoy se transformó en un apéndice bizarro del grupo de Lanata: ahora termina haciendo esta curiosa defensa de la dignidad qom que lo lleva a denigrar a los que llama ofensivamente "comedores de harina", "los más humildes", beneficiarios de planes sociales. Levinas parece creer que el uso de esa terminología ofensiva está legitimado por tratarse de una ficción.

Que LA NACION incluya columnistas de esta calaña ideológica no es sorpresivo. La degradación personal de Levinas tampoco sorprende a quienes vienen siguiendo su descenso estrepitoso en los últimos años: se trata de otro caso del síndrome de ansiedad ideológica. (Ver un post anterior: "Los bagallos").

Solo queda pensar en los lectores de LA NACION y Levinas. El pacto con sus lectores está roto. Aquellos que todos los días se alimentan de materiales tóxicos que apenas difieren del disparate ficcional de Levinas. De ellos, antes que de nadie, se burlan Levinas y LA NACIÓN.

4 comentarios:

julieta eme dijo...

no salgo del asombro...

Piri dijo...

Hola! tu nota es excelente, con tu permiso la comparto en mi blog, porque tengo lectores mayoritariamente de EEUU, México y España, me gustaría que reciban una buena cucharada de información, por eso me tomo la libertad de compartirla, por supuesto citandote como fuente, como corresponde. Muchas gracias!

Oscar Cuervo dijo...

Piri: reproducí todo lo que quieras sin pedirme permiso.

Carlos G. dijo...

Arriba del título de la nota de Levinas se puede leer:
Importante:
Cristina se mete en la polémica por la foto falsa de Chávez en El País: 'Prensa canalla'
¿La publicación de una mentira genera una polémica?