todos estamos igual

viernes, 13 de agosto de 2010

Visuales II

Habitación de hotel (Edward Hopper, 1931)



por Liliana Piñeiro

La ciudad golpea contra la cortina de la habitación mientras una cabeza cae, vencida, entre los muebles amontonados.

Aunque la colcha está prolijamente doblada, los brazos de la mujer cuelgan desde los hombros, abandonando

las manos a su suerte. Nada puede ofrecerle el libro que se abre sobre sus rodillas cuando el ojo se sustrae,
vuelto hacia adentro.

Curva de la resignación. Fuera de combate, el cuerpo queda demasiado desnudo cuando todo es transitorio,
menos la soledad.

4 comentarios:

julieta eme dijo...

me gustó mucho, lili. viste en el cuadro la escena exacta y la describiste con las palabras justas...

veo a la chica y me pregunto si espera alguien o si ya sabe que esa persona no va a venir...

Martha dijo...

Está en otra...
Pero mejor que no estropee yo esa descripción hecha con la palabra justa, como la que quería alcanzar aquel poeta que ofrendó su vida en su búsqueda: Paco Urondo.
Martha

Liliana dijo...

Agradecida por los comentarios.

Y esa asociación con Paco Urondo,un poeta comprometido con el momento histórico que le tocó vivir,...me honra.El buscaba la palabra justa (como todo poeta), aún sabiendo que no se puede alcanzar...

Lilián dijo...

La soledad de las habitaciones anónimas, el cuerpo como un relieve que expone el abandono, las prisas de un mundo donde no hay tiempo para buscar esa palabra justa.

gracias Liliana