todos estamos igual

martes, 6 de enero de 2009

Oesterheld III


Por Juan Manuel Castro

Aquella nevada que de un golpe había borrado casi toda la vida…

(viene del post anterior) Los Ellos de la vida real se llevaron a una familia completa: la de Héctor Germán Oesterheld y sus cuatro hijas. Su viuda, Elsa, sólo pudo recuperar el cuerpo de una de ellas, Beatriz, en ese entonces de 19 años, la primera víctima. El 19 de junio de 1976 Beatriz llamó a su madre, se citaron en una confitería. Dos días más tarde, en un tren, camino del trabajo, un joven trajeado se acercó a Elsa para informarle que su hija había sido secuestrada por “grupo de tareas”. Elsa Sánchez de Oesterheld inició un peregrinaje -como tantas otras madres y abuelas en esa época- para recuperar a su hija. Como era común por esos días, sólo encontró puertas cerradas. Peor aún, sus movimientos eran vigilados de cerca para llegar a sus demás hijas y el marido. Elsa no necesitó estar “chupada” para sentir la sensación de encierro.

El exterminio programado de la familia Oesterheld prosiguió. El 4 de julio de 1976, en Tucumán, fue el turno de Diana, de 23 años, embarazada. El 27 de abril de 1977 lo secuestraron al creador del Eternauta. Estuvo recluido en al menos tres cárceles clandestinas: Campo de Mayo, El Vesubio y Sheraton, donde se le conocía como El Viejo. Los indicios hacen suponer que murió a principios de 1978. Fue el número 7.546(en la lista de la Conadep, Comisión Nacional de Desaparecidos).

El 14 de diciembre del mismo año desaparece Estela, de 24 años. Su última carta lleva esa fecha. Allí se puede leer: “Mamita: Marina hace un mes que no está con nosotros”. Lo que quiere decir que la cuarta hija ha desaparecido también; tenía 18 años.

Además, los bebés de Diana y Marina, forman hoy en día parte de los menores desaparecidos y no estregados a sus familias -en total unos 800. Quien ha sobrevivido a ese horror fue Martín, nieto del guionista e hijo de Estela. Nació en cautiverio y más tarde fue enviado con su abuela.

---

El Eternauta siguió publicándose. Vendía muy bien, incluso luego de la desaparición de su creador. Por ese tiempo se entabló un litigio entre los herederos de Oesterheld (su esposa y nietos) y Solano López por un lado, y Alfredo Scutti, de Ediciones Record, por otro, que publicaba las reediciones de la obra. Solano López dio su versión de los hechos: "Ese editor se aprovechó de que Héctor estaba perseguido y yo exiliado con mi hijo para quedarse con los derechos. Cuando volví, en el 94, empecé a poner todo eso en movimiento, pero los juicios se demoran mucho. Hoy su viuda y nietos ya recuperaron los derechos, yo aún estoy en acciones legales por ese tema.”

El universo que creó Oesterheld postulaba seres de otros mundos, de un caracter despiadado. Dispuestos a destruir y someter. Quienes terminaron con su vida sólo fueron humanos; seres de su misma especie.

1 comentario:

darío dijo...

Sensaciones que tuve: piel de gallina, impotencia y por ahí, esperanza.

Mis palabras (o mi pensamiento) siquiera pueden expresar mi estupor ante tanta barbarie, tanta violencia, tanta ignorancia, tanto desprecio por las ideas.

¿Dónde estás Oesterheld?