todos estamos igual

domingo, 1 de junio de 2008

La mujer sin cabeza


Por Martha Silva

El estreno de una película de Lucrecia Martel siempre genera expectativas en el mundo cinematográfico, no solamente local. Es nuestra mejor cineasta, aunque esta vez en Cannes no haya sido tan bien recibida. Se considera que la directora “le pide demasiado al espectador”: ¿le pide que piense, acaso?

Al comienzo de Una mujer sin cabeza, un grupo de mujeres de la burguesía de un pueblo del interior vuelve de bañarse en una pileta. Entre ellas está Verónica (María Onetto), una rubia de unos cuarenta años, que comenta lo inadecuado de haber construido esa pileta vecina a una veterinaria. En efecto: los perros cruzan corriendo la ruta.

Ella viene de un encuentro sexual con un hombre en un hotel. Las cosas no parecen estar bien entre ellos. Sale del club y maneja por la ruta cuando se escucha el ruido de un golpe y el auto se sacude. Se detiene pero no logra ver, no se anima. Va a un hospital a curarse una pequeña herida en la cabeza. Está un tanto aturdida, confusa, no responde a las preguntas de los médicos: da la impresión de haberse quedado sin respuesta alguna.

Pasan los días y ella sigue ausente. Alguien dice: “en esta familia nadie es normal”. El marido, que no es el hombre del encuentro del comienzo, hace averiguaciones y le dice: “era un perro, no pasó nada”.

El accidente no es más que el detonante de una situación anómala de esta mujer que vive sin sentido (sin cabeza), sin entender lo que pasa a su alrededor. Por insignificante que sea lo ocurrido, algo queda fuera de lugar.

La salteña Lucrecia Martel vuelve a pintar una provincia del norte -que de ningún modo es lo mismo que una del sur. En las familias de buena posicíón pulula el personal de servicio que a menudo se hace cargo de las situaciones perturbadoras, sirvientes de un status ambivalente, que no se sabe hasta qué punto son parte de la familia.

Zona de imprecisiones, de dictaduras de las normas sociales, que sólo los dementes o los ancianos con derecho a la imprudencia transgreden (notable trabajo de María Vaner en el personaje de Lala, la abuela postrada). Martel no hace que los personajes verbalicen estos conflictos. El suceso está: nadie lo señala ni lo explicita.

Se destaca la presencia de María Onetto, una actriz de teatro –alumna de Ricardo Bartís- de cine y TV, que expresa la sugestión y el misterio necesarios para el rol.

Hacia el final se deja abierta otra posibilidad sobre el accidente. Pero no se torna fantástica ni deriva hacia el thriller. Simplemente el clima se enrarece y es el turno del espectador.

9 comentarios:

Oscar Cuervo dijo...

Lucrecia ha asumido un riesgo, una película difícil, porque se centra en un personaje bloqueado emocionalmente y ese bloqueo emotivo se transfiere a la película. Tiene momentos muy hermosos, de esos que sólo un gran cineasta puede lograr (y en el cine argentino actual, hasta tanto Favio estrene su último film, sólo hay dos personas que yo sepa que dan la talla de "gran cineasta").

El comentario de Q en LLP es uno de las típicas quintineadas, llena de soberbia presuntuosa y arbitrariedad; es de esperar que en nuestro medio también cundan las comparaciones desafortunadas según las cuales un film mediocre como Leonera es saludado por cierto sector como "un cine robusto, con sangre, sudor y lágrimas", mientras reprochan a Martel de ser "demasiado cerebral". Es una enorme pavada propia de la exasperante bajeza imperante en la crítica argentina actual.

También creo que La mujer... es lo más parecido a un film fallido que LM hizo hasta ahora, el tipo de falla que le puede permitir liberarse de cierta aura de infalibilidad de que goza y arriesgarse a explorar nuevos terrenos.

Ahora entiendo la terrible comicidad de sus declaraciones en Cannes. Dijo que esperaba que esta fuera su película comercial, pero que después de la proyección se dio cuenta de que quizá no.

Durante los últimos años había dicho que era una película de terror; también en Cannes dijo que cuando los de Miramax se ce contactaron con ella para producirle algo, su propuesta fue hacer la cuarta parte de Alien, y que los de Miramax nunca más le respondieron. Me acuerdo que cuando estudiábamos cine en el ENERC, habíamos tenido un conflicto con la dirección de la escuela y estábamos debatiendo que tipo de protesta hacer: y Lucrecia, con su tono salteño modosito, nos propuso tomar al director de la escuela como rehén. Todos nos miramos y quedamos pensando si nos estaba jodiendo o si Lucrecia está rematadamente loca.

Anónimo dijo...

Mmmm... Después de leer las notas de Oscar y de Martha sobre "Leonera" Y "La mujer sin cabeza", me parece que ya sé qué película voy a ver... (En especial, porque no me gusta que me griten,je)
Ambas muy buenas. Saludos

julieta eme dijo...

copio un texto que está en la página de almodóvar (que es el o uno de los productores o co productores de la película):

LA MUJER SIN CABEZA

Una mujer teñida de rubio conduce su coche por una carretera. Se distrae un momento, atropella algo y se golpea levemente la cabeza. En las horas y los días siguientes al accidente la mujer rubia siente que se ha roto el vínculo con los elementos que componen su vida cotidiana. No los reconoce, da la impresión de que ha perdido la memoria y se deja arrastrar por la corriente de la rutina diaria hasta estar segura de saber quién es y quienes son las personas que la rodean. Tiene una familia, un marido, una hija, un primo, un hermano, una tía mayor, una profesión, dentista, y una enorme desazón: piensa que el día del accidente atropelló a alguien y tal vez le mató. Inmediatamente después del accidente llovió mucho, y en Salta (provincia argentina donde ocurre la acción) da la impresión de que como la nieve en "Fargo", la lluvia lo borra todo. Especialmente si perteneces a una clase social con medios suficientes para borrarlo...

No quiero desvelar lo que ocurre a continuación. La directora argentina demuestra una vez más su habilidad para sugerir en segundos y terceros términos una historia desasosegante, contada desde un punto de vista moral desconcertante (lo digo como algo positivo) y con un talento extraordinario para coreografiar continuos "tableaux vivants" de un naturalismo equívoco y riquísimo. De nuevo muestra un universo húmedo y próximo a la putrefacción, sin énfasis y a través de detalles tan cotidianos como misteriosos. Es difícil hablar de las películas de Lucrecia Martel, pero supone un enorme placer verlas y oírlas, al menos para mí. Una creadora original, con un punto de vista inédito y una habilidad increíble para colocar la cámara y llenar la pantalla de sonidos. Espero que le vaya bien en el festival, y que interese a las personas que debe interesar.
Me gustaría acompañarla, pero para entonces ya me habré retirado a ese convento llamado "Los abrazos rotos".

http://www.pedroalmodovar.es/

Anónimo dijo...

Estoy con lo que dice Almodóvar . Para mí no es para nada una película fallida. Es de un acceso más difícil que la de Trapero; eso puede ser.
Cuando puse "Es el turno del espectador" es porque es una de esas películas en las que el que mira tiene la función de poner lo suyo. Nada menos.
A mí - como espectadora- tampoco me gusta que me griten ni que me den todo servido. Para eso están las películas deL iMPERIO
mARTHA

Oscar Cuervo dijo...

Martha y Julieta:
lo que pasa que la de Alodovar no es una opinión desinteresada, es el productor de la película. Lo que me parece mal es que cuente todo eso en la sinopsis: porque así se produce un efecto de empobrecimiento: el espectador, cuando la vea, va a ver la ilustración en imágenes de la sinopsis que leyó antes. Y una película como esta siempre es más ambigua e indefinible que cualquier sinopsis, lo que termina achatando la experiencia de sentido del film.

Otra aclaración: yo no dije que es una "película fallida", sino "lo más parecido a una película fallida que LM ha hecho hasta ahora" y aquí cada palabra tiene su peso. Yo creo que no es redonda como La Ciénaga, tengo algunas objeciones que valdrá discutir cuando se estrene y la revea. Pero no le temo a las películas fallidas: un film fallido de un gran cineasta puede contener momentos maravillosos, como no los tiene un film redondo de un cineasta correcto. Sería interesante buscar ejemplos.

Y obvio que cuando yo digo "fallas" no estoy quejándome porque la película me haga pensar, creo que por lo que escribo aquí está claro que no reclamo que las películas me den todo servido.

Ariel dijo...

Oscar, la de terror de que se hablaba antes no es la misma película.

Oscar Cuervo dijo...

Ariel: yo creo que sí, Lucrecia estuvo hablando de un film de terror durante todos estos años; creo que concuerda con su afirmación de que pensaba que La mujer sin cabeza era su film más comercial.
Pero si vos tenés datos más precisos de que son dos proyectos diferentes, te agradecería que me cuentes,.

saludos

Ariel dijo...

Lo que sé es que en un principio tenía las dos ideas (una de terror y un, nótense las comillas, "thriller") y priorizó esta. De hecho, esta idea ya la empezó a trabajar casi que con La niña santa.
Supongo que si sigue el mismo esquema, piensa dos, prioriza una y después la otra la suma al siguiente ciclo, la de terror es la que siga a El Eternauta, que vino de afuera.
Tomalo con pinzas el futuro, pero de los orígenes, estoy casi seguro.

Matías dijo...

Ariel, LM quiso que esta película sea su película de terror, creo que la presión que ejercen productores/fondos/festivales, hicieron que ella diga: "la de terror la dejé para otro momento". Creo que la película es increíble porque tiene esas "fallas" que comenta Oscar, que la vuelven casi una opera prima, ojalá mucho directores puedan volver a esa lucidez que deja entreveer una "puesta" como una "duda" en el film.